Cuando nos duele algo en el cuerpo, acudimos al hospital para que los doctores nos den una pastilla o nos remuevan algo que no funciona correctamente.
Pero, ¿a dónde acudimos cuando sentimos dolores en el alma? A menudo no sabemos identificar estos dolores, que pueden perdurar y acompañarnos toda la vida.
Las constelaciones familiares, a través de su enfoque fenomenológico, nos ayudan a descubrir de dónde provienen esos dolores del alma y a comprender su origen.
El maestro Bert Hellinger nos deja una filosofía de vida basada en Los Órdenes del Amor. A través de los movimientos de los representantes durante la constelación y los resultados a los que conducen, se revelan tanto los desórdenes que llevan a problemas y enfermedades, como los órdenes que deben ser respetados y restablecidos.
Todos estos órdenes son órdenes del amor y de la vida. Existen independientemente de nuestros deseos o temores y se nos revelan a través de las consecuencias cuando los infringimos.
El primer y fundamental orden del amor establece: Todos los que forman parte de nuestra familia tienen el mismo derecho a pertenecer. Tan pronto como se objeta o rechaza la pertenencia de un miembro de la familia, se produce un desorden con consecuencias de largo alcance.
El segundo orden fundamental del amor exige que cada uno de nosotros ocupe el lugar que le ha sido asignado en su familia y que solo a él le corresponde. Este es un orden jerárquico, lo que significa que algunos ocupan posiciones superiores y, por lo tanto, vienen primero, mientras que otros están por debajo y vienen después.
La jerarquía se define por el tiempo de pertenencia: quien ha sido miembro de la familia desde antes, tiene prioridad sobre aquellos que llegaron después. Los padres, por ejemplo, vienen antes que los hijos; el primogénito antes que el segundo hijo, y así sucesivamente.
Cuando alguien que ha llegado más tarde se coloca por encima de quien llegó antes, se atenta contra esta jerarquía. Cada uno tiene en la familia el lugar que le corresponde, y nadie puede ni tiene derecho a disputarlo.
El orden de dar y tomar está dictado por nuestra conciencia. Sirve al equilibrio entre ambos, manteniendo así el intercambio en nuestras relaciones. Tan pronto como tomamos o recibimos algo de alguien, sentimos la obligación de devolver algo de igual valor.
Esto significa que tendremos una deuda con esa persona hasta que podamos devolverle algo acorde, de modo que la deuda quede saldada. Una vez hecho esto, nos sentiremos inocentes y libres frente a ella. Hasta que logremos compensar, nuestra conciencia no nos dejará en paz.
Las Constelaciones Familiares llegaron a mi vida en 2015, en un momento en que me encontraba en un proceso de transformación personal. Me inscribí para participar en constelaciones grupales y, por primera vez, escuché el nombre de Bert Hellinger. Durante una sesión, la facilitadora de Constelaciones Familiares compartió su biografía, lo que despertó en mí una profunda curiosidad. Mi primera pregunta fue: "¿Dónde puedo estudiar?" Su respuesta fue en México, pero lamentablemente, en ese momento, no podía salir del país para estudiar.
A pesar de esta limitación, continué asistiendo a cada sesión que facilitaba María del Pilar Sánchez Sandoval cuando visitaba Estados Unidos, ya que yo residía en California. En una de esas ocasiones, le pregunté si podría enseñarme directamente, a lo que me respondió: "Ya estás aprendiendo, Juan."
Mi primera experiencia fue impactante: representé a una persona fallecida y experimenté emociones y acciones que no podía explicar. Al final de la constelación, la persona que me había elegido dijo: "Así era él exactamente." Desde ese instante, me enamoré de las Constelaciones Familiares porque me dieron un lugar dentro de mi sistema familiar y me mostraron que podía resolver situaciones que antes pensaba no tenían solución.
Esta experiencia me motivó a dedicarme a conocer, aprender y profundizar en todo lo que nos dejó el maestro Bert Hellinger. En su honor y con agradecimiento, ahora puedo mirar hacia lo más grande que existe, respetando, valorando, observando, agradeciendo, honrando, amando y viendo a cada persona con buenos ojos desde el amor.
En 2021, llegó a mi vida el Instituto de Constelaciones Familiares de Guatemala, con la maestra Karla Yadira Aceituno Méndez, formadora internacional de la Hellinger Sciencia, avalada por la Universidad Multicultural CUDEC. Me certifiqué como Constelador Familiar en 2023. Ese mismo año, continué mi formación en la escuela “Espai Sistèmic i Humanista” con la maestra Carme Tuset, también formadora internacional de la Hellinger Sciencia, avalada por la misma universidad.
Las Constelaciones Familiares son una terapia sistémica que permite identificar y resolver dinámicas ocultas dentro de un sistema familiar que pueden estar generando conflictos, bloqueos emocionales o patrones repetitivos en la vida de una persona. A través de este método, se exploran las relaciones y los eventos que han afectado a generaciones anteriores y que pueden estar influyendo en el presente.
En una sesión de constelaciones familiares, se representa el sistema familiar usando personas o figuras que ocupan el lugar de los miembros de la familia. Esto permite revelar las dinámicas subyacentes y trabajar en ellas para restaurar el equilibrio y la armonía. Este enfoque terapéutico es especialmente útil para sanar relaciones, resolver conflictos emocionales, y liberar patrones negativos que se han transmitido de generación en generación.
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Juan Giron Constelador Familiar
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